Anoquepobreza

Estaba yo en el metro y me junte con Pablo, la idea de este encuentro era para simplemente acostarme con él y pasar un buen tiempo. Cosa que fue bueno hasta la primera media hora.

Al vernos, él observo a una chica que subió al metro, la cual tenía un espectacular tatuaje de unas rosas con una mujer desnuda, unas zapatillas con caña gastadas que se le veían excelente con su pañuelo verde motoquero y una chaqueta de cuero que le dejaba al descubierto los antebrazos, él la vio y dijo “anoquepobreza”.

Luego hablamos de los tragos, y yo le comente mi relación divina con el Vodka y él me miro y dijo “anoquepobreza” mientras según él tomaba whisky de marcas de rancho y cosas por el estilo.

Seguimos con nuestra conversación banal hasta que llegamos a la estación de metro “Cal y Canto” cuando dejo las banalidades, bajo la voz y comenzó a decir horrendas frases del calibre de “ya te quiero ver feliz saltando encima de mi jamón pierna” (cosa que es muy ordinaria pero me cago de la risa aun) y “tengo un Baileys que te dejara muy dilatado” (segunda cosa aún más ordinaria y aún más chistosa). Hasta que tomamos la micro y me comentaba del cuico colegio en el cual había estudiado para terminar saliendo de cuarto medio en La Pintana.  Cosa a la cual no me eclipse y le comente de mi espectacular liceo de enseñanza media: “Liceo Comercial de Maternidad de Puente Alto”. A lo cual él volvió con la misma frasecita de mierda que comenzaba a cercenarme los tímpanos: Anoquepobreza.

Nos bajamos de la micro y nos encontramos con una de sus amigas de Universidad, Su y su apellido impronunciable (si, se llama Su) la cual tenía nacionalidad chileno/estadounidense, sacando por genética ojos azules penetrantes y cabello rubio del padre, pero un culo y unos pechos dignos de la buena mamá chilena. Todo un deseo de heterosexual fanático de la pornografía gringa.

Luego del encuentro con Su, Pablo me comentaba de su entorno de amigos Alemanes, Rusos, Estadounidenses y sus amigos cuicos que no se podían comparar con los clase D que vivíamos en la periferia o por debajo de Plaza Italia. Y cuando estaba a punto de dejar a este fulano por sus desagradables comentarios me dice “llegamos a mi casa” es un poco pobre pero humilde. (¿Dijiste humilde? Creí que eso se te había caído en el momento en el que te vi, pensé)

Llegamos y yo buscaba alguna especie de minibar, el cual me imagine por el simple hecho de decirme la infinidad de tragos muy cuicos que él tomaba, porque el Vodka no le entraba, pero solo encontré unas ciruelas podridas en su refrigerador, que era lo más parecido a despensa que podía  tener. Hasta que me desconcentra un grito de él diciendo: “no hay gas en esta wea, anoquepobreza”

Y luego cuando ya pensé en que podía dejar de escuchar su boca para que se ocupara de algo más importante que hablar, lo veo sacarse la ropa, muy entusiasmado y deseoso, mientras yo quedo solo en boxers mirando como él dice incoherencias hasta que se saca su propio bóxer negro… y con las manos me mostraba su “gran humanidad” erecta.  A lo cual lo primero que hice fue ponerme la polera, los pantalones, las zapatillas, tomar mi mochila, revistarla y mirarlo y cuando él me miraba con extrañeza preguntando ¿Por qué? Yo lo mire de pies a cabeza y le dije: Anoquepobreza y me fui. (justo sonó Good Morning de Norah Jones)

¿Por qué muchos gays se jactan de cosas “exclusivas” que tuvieron en un pasado? ¿Ellos piensan  en que da algún tipo de estatus hablar de un Whisky Chivas que ya se consumió?  Fue entretenido ver como su cara se caía cuando salí de la casa, no pude aguantar mucho tiempo con un ser tan desagradable y arribista.

Después de todo esto me entran las dudas ¿Qué inseguridad esconde este tipo de gays que no es tan escaso como lo parece?.

Luego de este pequeño encuentro recordé una lección que pensé había olvidado: “la boca castiga”.