Chaqueta
Americanino, Polera Zara, Boxers Calvin Klein, Jeans Levis, Zapatillas
Converse, Audifonos Beats, Cigarrillos Kent Ultra Light número 5, Café
Starbuck, Notebook Sony o MAC, Cremas para el cuidado del pelo Garnier, para la
cara Biotherm, para el cuerpo Vichi, celular Iphone o Samsung Galaxy con
sistema Android. Ok. Me mareo.
Comencé el
año académico 2012 y llegue a un simpático curso de publicidad donde estaba
toda una fauna de personas, desde el flaite hasta la cuica, el campesino y la
fifi, el mino rico de la clase y el gay estereotipado. En este último nos concentraremos.
Este
singular personaje viste de una manera muy “chick”, con apariencia muy “casual”
(pronunciación: cashual) y vive y muere por un universo insignificante de
marcas. Personaje que al inicio de este año lo encontraba despreciable (sin
haber cruzado palabra con este ser) y el icono de la conducta superficial gay que
existe en Santiago de Chile. Este personaje tan despreciable al inicio termino
mostrándome que existen grandes excepciones en la capacidad de enjuiciar a las
personas; siempre odié a la gente de su estilo porque la encontraba superficial,
pero el Paly no es así y aunque tenemos diferencias de opinión, siempre por
algún motivo terminamos encajando sus ácidos comentarios con mi humor negro. La
vida da tantas vueltas que ahora es uno de mis amigos. Las cosas imposibles si
pasan. (risa despacito porque la gente duerme)
El otro día
cuando estaba de compras en el Costanera Center, para ir a escribir a mi amado
Parque Bicentenario, me encontré con un tipo con una vestimenta muy parecida a
la del Paly, este hombre con claros signos de ser homosexual (mi alarma comenzó
a sonar) comenzó a denigrar una marca diciendo cosas como “ay, que roto, como
venden esto en un supermercado?”, “esto no estaba en Italia”, “debe ser para
los pobres”, “mentira que venden una polera XXXX acá” y al momento de pagar en
la caja él dijo “cuánto salió? Apura los deditos que pa’ eso te pagan”
En ese
momento supe que los prejuicios homosexuales eran ciertos, la marca, los
accesorios y los perfumes con nombre de cafés son capaces de dictar conductas
en ciertos hombres y son capaces de enfrascar a personas que prácticamente
pueden perder la orientación por una rica fragancia (aunque yo también lo he
vivido, no a todos les viene bien ciertos aromas). Cuando hice mi mueca de
disgusto y pague en el supermercado me sentí por un momento asqueado de todo un
ambiente “Calvin Klein”.
Pensando
como publicista llegue a una cruel conclusión: como público objetivo, un
homosexual que compra marcas y tiene preferencia por la moda es más susceptible
de ser afectado por lo que los medios y/o tendencias dictan en cuanto a estilo.
Cuando algo que he vendido le guste a un gay, luego a una mujer y para
finalizar a un hombre sabré que he vencido en el mundo de la publicidad. Podría
decirse que se puede utilizar a las personas homosexuales como conejillo de
indias de las grandes empresas como “h&m”, para experimentar con su mente
de himen frágil y llegar a conclusiones de que “los nuevos accesorios” van por
buen camino. Eso te permite como marca ver las conductas habidas y por haber
que logré fomentar. Si eres una marca de ropa y logras llegar al closet de un
gay, que te compró pensando en la moda que “antepuso”, sabrás que estas en la
punta del iceberg del mercado. Sabrás que penetrando la mente de ese gay que
compro a un precio abusivo solo por una marca, dictas conductas arribistas y
que a ese gay de mente violada no le importara el precio, porque él está
comprando la marca. No le importa quién lo atiende, le importa la rapidez para
salir luego de la tienda y tener mil orgasmos en su casa porque la polera tiene
2 simples palabras.
Se puede
pensar (según mi profe PoNY) que la satisfacción es la distancia que hay entre
el ideal de lo que uno espera y el ideal de lo que uno recibe. La publicidad
mueve todo tu mundo para poder hacer lógico el asunto de consumir algún
producto o servicio. La publicidad es una zorra insensible que tiene más poder
del que crees y en estos momentos a tu alrededor está presente. ¿Por qué en
Drugstore si y en la feria no? ¿Por qué en Jumbo si y en Bodega Acuenta no? La
respuesta la tiene la zorra insensible que te domina los impulsos de compra que
tienes.
El concepto
de satisfacción se construye en la sociedad. La publicidad tuerce la cultura
para que aquello que pienses sea ideal, se asemeje a un producto determinado. Y
también se puede decir que la conducta como concepto es irracional, por ende la
publicidad se aprovecha y te dice que las cosas son buenas cuando están malas.
Te dice como tirarte por un barranco cuando sabes que hacerlo está mal. Y lo
peor de todo, es que igual uno dice “no es tan peligroso”.
En mi
carrera existe algo que se llama “Grupo Objetivo”, el cual mete a todas las
personas a un mismo saco y determina sus conductas, su edad, su lugar de
residencia y muchas cosas más. A veces tendemos a tildar de superficiales a
nosotros mismos por una conducta de unos pocos, no todos los gays nos
preocupamos de los accesorios, no todos los gays nos preocupamos de la marca
del copete que nos vamos a servir, porque sabemos que todas las marcas producen
lo mismo y no todos los gays miramos en menos las sopaipillas de la calle. No
todos los gays sabemos de moda, no todos los gays conocemos de perfumes caros y
no todos los gays pagamos por ir a un recital de Madonna o Britney Spears.
A veces
pienso que estoy weveando en Publicidad, pero al recordarme el poder que tiene
esta misma para transformar las conductas de las personas, me miro al espejo y
me felicito por no haber elegido algo que al tiempo me hubiese aburrido. Aunque
esta columna tiende a ser una espada de doble filo a mi crítica a este sistemita
de compra/venta, sé que pronto seré parte responsable de todas estas despreciables
conductas. Pero va en mí que mi trabajo influya de buena manera en las
personas, como causa principal de motivación para el futuro publicista
dominador de mentes. (Otra risa)
Un profesor
de mi antiguo instituto un día dijo: “el gay es el que se viste bien, la fleta
es la pobre que compra en la ropa americana”. Qué bueno que me cambie de
institución donde el pensamiento de los docentes es menos estructurado, menos
clasista y menos de mierda.
Y yo tenía
entendido que saber vestirse era ponerse una polera acorde con las extremidades
corporales y orificios de la prenda, lo mismo con un pantalón. No que era
ponerse una polera de la talla correspondiente a tu cuerpo que pertenezca a una
marca buena, en lo posible que se luzca pero no tanto, que combine con el resto
de las prendas de vestir y que te haga ver de manera estilizada, no solo por un
atractivo físico sino que también para demostrar que “se puede” comprar eso.
No vinimos
a este mundo para “vivir” pendientes de la última colección que lanzo Dior para
hombre, no respiramos para que nuestro esfuerzo de fin de mes se valla en una
polera que consume la mitad del sueldo, no usamos nuestras manos para pasar un
plástico por una herradura y darle más valor emocional a ese trozo de cosa que
a las personas cercanas que nos dicen que nos vemos geniales con eso.
Vinimos
para divertirnos, para amar, para hacer cosas que alegren a los demás
independiente de un regalo costoso, independiente de un estampado de marca…
vinimos (como dijo no sé que persona) para hacer faltar nuestra presencia en
los demás. A veces muchas cosas que nos importan no valen la pena, a veces
simplemente no somos quienes queremos ser por pretender algo que nos agota
mental y físicamente, y lo viví ya que durante unos días me obsesione con mi
peso. A veces lo necesario no es prioridad y a veces lo rápido no es lo
importante.
¿Trabajar,
comprar, consumir y morir? ¿O mejor trabajar poco, comprar lo suficiente,
consumir lo necesario y morir después de haber vivido?.
Agradecimiento
Personal:
- Profe Nico, siguiendo sus clases llegue a esto. Gracias. Perdone la decepción.
- También
agradezco al Paly, ya que use indiscriminadamente su imagen para ilustrar al
homosexual promedio. Gracias por amar tu descripción, gracias por demostrarme
que aunque parezcas un ruidoso, no lo seas. Te quiero
mucho maldita lisiada.