20/6/13

Smash The Control Machine





Chaqueta Americanino, Polera Zara, Boxers Calvin Klein, Jeans Levis, Zapatillas Converse, Audifonos Beats, Cigarrillos Kent Ultra Light número 5, Café Starbuck, Notebook Sony o MAC, Cremas para el cuidado del pelo Garnier, para la cara Biotherm, para el cuerpo Vichi, celular Iphone o Samsung Galaxy con sistema Android. Ok. Me mareo.

Comencé el año académico 2012 y llegue a un simpático curso de publicidad donde estaba toda una fauna de personas, desde el flaite hasta la cuica, el campesino y la fifi, el mino rico de la clase y el gay estereotipado.  En este último nos concentraremos.


Este singular personaje viste de una manera muy “chick”, con apariencia muy “casual” (pronunciación: cashual) y vive y muere por un universo insignificante de marcas. Personaje que al inicio de este año lo encontraba despreciable (sin haber cruzado palabra con este ser) y el icono de la conducta superficial gay que existe en Santiago de Chile. Este personaje tan despreciable al inicio termino mostrándome que existen grandes excepciones en la capacidad de enjuiciar a las personas; siempre odié a la gente de su estilo porque la encontraba superficial, pero el Paly no es así y aunque tenemos diferencias de opinión, siempre por algún motivo terminamos encajando sus ácidos comentarios con mi humor negro. La vida da tantas vueltas que ahora es uno de mis amigos. Las cosas imposibles si pasan. (risa despacito porque la gente duerme)

El otro día cuando estaba de compras en el Costanera Center, para ir a escribir a mi amado Parque Bicentenario, me encontré con un tipo con una vestimenta muy parecida a la del Paly, este hombre con claros signos de ser homosexual (mi alarma comenzó a sonar) comenzó a denigrar una marca diciendo cosas como “ay, que roto, como venden esto en un supermercado?”, “esto no estaba en Italia”, “debe ser para los pobres”, “mentira que venden una polera XXXX acá” y al momento de pagar en la caja él dijo “cuánto salió? Apura los deditos que pa’ eso te pagan”

En ese momento supe que los prejuicios homosexuales eran ciertos, la marca, los accesorios y los perfumes con nombre de cafés son capaces de dictar conductas en ciertos hombres y son capaces de enfrascar a personas que prácticamente pueden perder la orientación por una rica fragancia (aunque yo también lo he vivido, no a todos les viene bien ciertos aromas). Cuando hice mi mueca de disgusto y pague en el supermercado me sentí por un momento asqueado de todo un ambiente “Calvin Klein”. 

Pensando como publicista llegue a una cruel conclusión: como público objetivo, un homosexual que compra marcas y tiene preferencia por la moda es más susceptible de ser afectado por lo que los medios y/o tendencias dictan en cuanto a estilo. Cuando algo que he vendido le guste a un gay, luego a una mujer y para finalizar a un hombre sabré que he vencido en el mundo de la publicidad. Podría decirse que se puede utilizar a las personas homosexuales como conejillo de indias de las grandes empresas como “h&m”, para experimentar con su mente de himen frágil y llegar a conclusiones de que “los nuevos accesorios” van por buen camino. Eso te permite como marca ver las conductas habidas y por haber que logré fomentar. Si eres una marca de ropa y logras llegar al closet de un gay, que te compró pensando en la moda que “antepuso”, sabrás que estas en la punta del iceberg del mercado. Sabrás que penetrando la mente de ese gay que compro a un precio abusivo solo por una marca, dictas conductas arribistas y que a ese gay de mente violada no le importara el precio, porque él está comprando la marca. No le importa quién lo atiende, le importa la rapidez para salir luego de la tienda y tener mil orgasmos en su casa porque la polera tiene 2 simples palabras. 

Se puede pensar (según mi profe PoNY) que la satisfacción es la distancia que hay entre el ideal de lo que uno espera y el ideal de lo que uno recibe. La publicidad mueve todo tu mundo para poder hacer lógico el asunto de consumir algún producto o servicio. La publicidad es una zorra insensible que tiene más poder del que crees y en estos momentos a tu alrededor está presente. ¿Por qué en Drugstore si y en la feria no? ¿Por qué en Jumbo si y en Bodega Acuenta no? La respuesta la tiene la zorra insensible que te domina los impulsos de compra que tienes.


El concepto de satisfacción se construye en la sociedad. La publicidad tuerce la cultura para que aquello que pienses sea ideal, se asemeje a un producto determinado. Y también se puede decir que la conducta como concepto es irracional, por ende la publicidad se aprovecha y te dice que las cosas son buenas cuando están malas. Te dice como tirarte por un barranco cuando sabes que hacerlo está mal. Y lo peor de todo, es que igual uno dice “no es tan peligroso”.

En mi carrera existe algo que se llama “Grupo Objetivo”, el cual mete a todas las personas a un mismo saco y determina sus conductas, su edad, su lugar de residencia y muchas cosas más. A veces tendemos a tildar de superficiales a nosotros mismos por una conducta de unos pocos, no todos los gays nos preocupamos de los accesorios, no todos los gays nos preocupamos de la marca del copete que nos vamos a servir, porque sabemos que todas las marcas producen lo mismo y no todos los gays miramos en menos las sopaipillas de la calle. No todos los gays sabemos de moda, no todos los gays conocemos de perfumes caros y no todos los gays pagamos por ir a un recital de Madonna o Britney Spears.

A veces pienso que estoy weveando en Publicidad, pero al recordarme el poder que tiene esta misma para transformar las conductas de las personas, me miro al espejo y me felicito por no haber elegido algo que al tiempo me hubiese aburrido. Aunque esta columna tiende a ser una espada de doble filo a mi crítica a este sistemita de compra/venta, sé que pronto seré parte responsable de todas estas despreciables conductas. Pero va en mí que mi trabajo influya de buena manera en las personas, como causa principal de motivación para el futuro publicista dominador de mentes. (Otra risa)
Un profesor de mi antiguo instituto un día dijo: “el gay es el que se viste bien, la fleta es la pobre que compra en la ropa americana”. Qué bueno que me cambie de institución donde el pensamiento de los docentes es menos estructurado, menos clasista y menos de mierda.

Y yo tenía entendido que saber vestirse era ponerse una polera acorde con las extremidades corporales y orificios de la prenda, lo mismo con un pantalón. No que era ponerse una polera de la talla correspondiente a tu cuerpo que pertenezca a una marca buena, en lo posible que se luzca pero no tanto, que combine con el resto de las prendas de vestir y que te haga ver de manera estilizada, no solo por un atractivo físico sino que también para demostrar que “se puede” comprar eso.


No vinimos a este mundo para “vivir” pendientes de la última colección que lanzo Dior para hombre, no respiramos para que nuestro esfuerzo de fin de mes se valla en una polera que consume la mitad del sueldo, no usamos nuestras manos para pasar un plástico por una herradura y darle más valor emocional a ese trozo de cosa que a las personas cercanas que nos dicen que nos vemos geniales con eso.

Vinimos para divertirnos, para amar, para hacer cosas que alegren a los demás independiente de un regalo costoso, independiente de un estampado de marca… vinimos (como dijo no sé que persona) para hacer faltar nuestra presencia en los demás. A veces muchas cosas que nos importan no valen la pena, a veces simplemente no somos quienes queremos ser por pretender algo que nos agota mental y físicamente, y lo viví ya que durante unos días me obsesione con mi peso. A veces lo necesario no es prioridad y a veces lo rápido no es lo importante.

¿Trabajar, comprar, consumir y morir? ¿O mejor trabajar poco, comprar lo suficiente, consumir lo necesario y morir después de haber vivido?.


 


Agradecimiento Personal: 

- Profe Nico, siguiendo sus clases llegue a esto. Gracias. Perdone la decepción.

- También agradezco al Paly, ya que use indiscriminadamente su imagen para ilustrar al homosexual promedio. Gracias por amar tu descripción, gracias por demostrarme que aunque parezcas un ruidoso, no lo seas. Te quiero mucho maldita lisiada.