15/4/14

No Hay Patente

Aquel día sábado corría con la misma normalidad que un sábado en mi trabajo, (trabajo en una cafetería que tiene una sirena descuartizada como logo). Muchos paltones, rubias de pelo, zorrones y algunas especies que sólo se encuentran en el “barrio alto”. Hasta que uno de mis supervisores me dice: “Daniel, te vas a la tienda del Mall Parque Arauco”. Ese viaje sería algo distinto. Ya que en ese viaje sufriría de acoso sexual.

Me pasaron $ para pagar el taxi de ida y vuelta desde mi tienda hasta la tienda en la cual debía prestar apoyo.

Llegue a la intersección de Alonso de Córdoba con Vitacura, y apareció un taxi, el cual al yo detenerlo, se estacionó de tal manera que el asiento del copiloto quedaba justo donde estaba yo.  Primer error: subirme de copiloto en un taxi.

Luego en el transcurso del viaje, este taxista comienza a preguntarme sobre mí, cosa que pensé hacen todos los taxistas de manera regular. Luego me preguntó sobre mi trabajo, sobre la diferencia del café X del Y. Hasta que luego me hace la célebre pregunta: ¿por qué no me preparas un café en mi departamento?  ¿Qué? En ese momento mi carácter se apagó, ya que entré en un mutismo que desconocí viniendo de mí.

Y comenzó con las insinuaciones: ¿a qué hora sales de tu trabajo? ¿Dónde trabajas? ¿te paso a buscar? Nos tomamos algo… etc.

Apenas recobré la palabra, pude decirle “déjame en esa esquina”, la cual no había visto, no sabía si quiera si estaba cerca del Parque Arauco, y mientras me disponía a cancelar el viaje, el taxista tomo mi mano por el reverso y me dijo “jamás concretamos nada”. Apenas me toco, baje del taxi como pude y tome el dinero de mi mano y se lo aventé por la puerta abierta del copiloto hacia adentro. Luego de eso, caminé lo más rápido que pude y llegué a la dichosa tienda. Donde estaba la Sofi, y pude abrazarla para calmar un poco la mezcla de rabia, pena y miedo que me dejo ese tipo. Gracias Sofi por simplemente estar ahí. Terminó mi turno de apoyo y debía ir a mi tienda de origen, pensé en alguna manera de cómo no tomar taxis, pero no tuve mucha cabeza como para elaborar algo, así que hice parar uno y me senté en la parte trasera, evitando las palabras, esperando a que llegara lo más rápido posible a destino.

Llegué y tuve que retratar la historia, ya que era demasiado notorio que no estaba de ánimos como para inventar alguna excusa. Ese día anduve serio hasta que terminó mi turno y pude ver a la Barbi, la cual le vomité la historia, ella junto con Sofi fueron los calmantes a un llanto extraño provocado por el sentimiento de humillación y asco, asco por lo que pudo haberme pasado y asco por lo que pensé después. Lo cual quizás es mucho peor que el taxista degenerado, el cual debí anotar la puta patente.

Ahora, cada vez que me subo a un taxi, me subo en el asiento trasero y trato de ser lo más cortante posible; le pido que me deje una parada antes y evito todo tipo de contacto entre él, mi plata y yo posible.
Luego del episodio del taxista y cuando pasó algo el Shock me llene de dudas. ¿Por qué paso eso? ¿En qué grado yo tenía la culpa? Y vinieron los pensamientos más peligrosos, ya que son provocados por la razón. Quizás el taxista vio en mí una posibilidad de descarga; quizás lo había hecho antes y le había resultado; quizás él pensaba que por el simple hecho de yo ser homosexual brincaría sobre él y tendríamos sexo, como quizás ya lo había vivido él; y nuevamente las dudas:

¿Qué tan mal catalogados estamos los gays en este tipo de situaciones? ¿Él pensaba que por el hecho de estar sexualmente atraído a otro hombre, me gustan todos los especímenes con un pene? ¿Cuántas veces el acoso del taxista había terminado en un terreno baldío con respuestas positivas de sexo? ¿Si tenía familia?
Y pensando deductivamente, a este señor le ha funcionado esta “técnica”. Y no una, sino varias veces por el tono determinado con el cual me lo dijo, lo más probable es que a muchos clientes les haya salido el viaje gratis, ya que mencionó su departamento.  ¿él ve en un homosexual la opción de sexo más accesible y con más posibilidades de humillación que en un/a prostituto/a? y si es así ¿Cuántos otros degenerados hay en la calle?

Y hay cosas que tienen respuesta ética, pero no social, como lo que me persigue hasta el día de hoy: la cruz de tipo fácil que tiene que lidiar con degenerados que pensaron, como les resultó una vez un polvo rápido con un homosexual, todos somos iguales. He ahí el problema, no ser iguales, ya que desde la televisión hasta un simple viaje en taxi, se puede uno dar cuenta de que tan podrida esta la sociedad para un homosexual, pudrimiento que en este caso… originó otro homosexual.