11/2/14

A Través De Mis Días





Con una sonrisa (no sé si fingida, ya que no me preocupo de ver si me río de manera bonita para el público) me acuerdo de unos pocos días que han marcado mi vida; son días particulares, los cuales al recordar puedo transportarme a las sensaciones físicas y psicológicas de aquel momento. Dime que sí cuando te pregunte ¿te ha pasado? No quiero omitir información, tampoco pondré nombres siúticos a quien lo merezca.

- Me senté al final del bus y estaba despejado, mire por la última ventana y me dije “jamás olvidaré esto” y han pasado muchos años, pero aún recuerdo el viento helado del terminal de Las Cabras, el blanco de la pintura del bus y sus letras verdes.

- Mi último día en Pudahuel Sur fue la despedida más frívola que he realizado. Me mudé a Puente Alto; me despedí de la Tita y del Papi, como quien dice “chao” cuando vuelve al día después. Pero yo sabía que no volvería a vivir con ellos en su casa. Les dí un beso en la cara y me fui con mi mochila. Lloré desde metro Pajaritos hasta Protectora de la Infancia, porque no quería despedirme. No quería dejarlos. 

- la Mary se fue durante una semana al sur y me dejó su casa; había planificado una reunión con amigos, a la cual llego Marco, al día siguiente llego el Gabo y tuvimos la “Noche de Chicas” que consistía en ver películas y beber mucho vodka. Al día siguiente tenía una horrible resaca, pero mi mejor amigo también la tenía. Eso me lleno de felicidad. Saber que no estaba solo.

- Tomaba el Bus para ir a mi colegio a las 5 de la mañana, hacía mucho frío y simulaba estar fumando un cigarro. El pantalón de colegio jamás me abrigó lo suficiente y sentía siempre las rodillas congeladas. Odiaba levantarme tan temprano, ya que en Santiago jamás fue así.

- Mi mamá me hizo una torta de panqueques con manjar y sentía ese sabor dulce empalagoso que a la gente le impide seguir comiendo. Pero toda esa once era tan bonita. Se me había caído mi primera “sotana” según mi Papá.

- Era la hora de tomar once y siempre con la Mary y el Davi mirábamos Dragon Ball Z, en la pelea con Mayim Boo; luego venía una teleserie relacionada con el vino en el 13, para cuando terminaba, teníamos que ir a acostarnos.

- Me alegraba escuchar a Alaniss Morrisete (Crazy) y Coldplay (Talk) antes de ir al colegio.

-  La gata se sentó al lado mío y me presentó a sus amigos, luego llego la Pelusa, luego en segundo semestre llegó la Sole.

- Estaba muy ebrio y llegué al baño de Marcos para vomitar, no podía. Llegó Davi y él vomitó, eso me dio asco y vomité con él. Fue una sensación de hermandad que jamás olvidaré.

- Caminaba mucho para llegar al Manzano, lo cual me divertía porque siempre iba con la Mary y comíamos helados estilo “danky” marca Trendy sentados en la baranda de un colegio mirando a los camiones que producían un ruido ensordecedor y remecían la tierra en su pasar por la carretera. Siempre iba con el Davi y hacíamos lo mismo.

- Fui a una fiesta en la mítica Blondie, con Marco y sus amigos, ellos se fueron y me quedé sólo con él, caminamos hasta Baquedano, nos sentamos en la baranda en frente al "Teatro de la Universidad Católica" y nos quedamos conversando hasta que amaneció un lindo día nublado.

- Después de fumar marihuana con el Benja, caminaba por el pasaje de mi casa en Pudahuel Sur y trataba de seguir una línea imaginaria, cómo no podía seguirla, me reí hasta llorar, tuve que sentarme un rato a pensar cosas feas después de 2 horas de risa ininterrumpida.

- Me di cuenta que había tocado fondo por una pena de amor en 2 circunstancias. 
1. mi mamá me abrazó llorando diciendo “cómo te puedo ayudar?” 
2. después de caminar sin rumbo por Parque Forestal, tomé el metro en Bellas Artes,  miraba las líneas férreas y todo quedo en silencio. Por un momento me abandoné a las circunstancias y pensé que quizás lo mejor sería aventarse a las líneas del metro, así quizás arrancaría de todo lo que me torturaba. No sabía que yo mismo me torturaba hasta ese momento, retrocedí 2 pasos.

- En la calle Vitacura, casi me atropella un camión y gracias a una señora que puso su mano en mi estómago me salvé. Esta situación muy parecida volvió a pasar 2 veces más, una en Rosario Norte saliendo del Parque Araucano con dirección al metro Manquehue y otra en Providencia, saliendo del Parque de las Esculturas. Nuevamente 2 personas me salvaron de la misma manera mencionada antes.

- En una marcha gay tocó Francisca Valenzuela, quedé rodeado de gente y ella cantó la canción “Afortunada”, la cual le había dedicado a Francisco; éste último llego corriendo a mi lado, apartando a toda la multitud que me rodeaba y me abrazó y tarareo conmigo la canción. Él no se la sabía. Nos quedamos abrazados hasta que ella terminó de cantar y la multitud a nuestro alrededor dijo “owww” y algunos aplaudieron.  Luego de eso discutimos. 

- La Cami en un momento me abrazó afuera del edificio A de Aiep, estaba tan triste pero ella con sólo ese abrazo, logró tranquilizarme. Le agradecí al Vodka por la existencia de ella.

- Publiqué mi primera columna después de ver “Julie & Julia”, había escrito lo que publiqué ese día 3 años antes.

- Jugué con el Nico por primera vez en esas máquinas de baile, envidiósamente pensaba “porque él si puede moverse así, desgraciado,  fractúrate” y cuando ya estaba repuesto del cansancio imaginé al Nico como un hermano mayor.

- Nació Alain y yo pensaba que en cualquier momento se iba a desarmar.  Nació Alexander y yo creía que era como un perrito. 

Quiero que esas personas sepan que importantes o no, que vigentes o no, siempre estarán a través de mis días.

Dedicado a mi abuela, a mi Mami, hoy cumple 60 pero parece de 45. Gracias señora por ser tan carismática y darnos un poco de eso a toda su prole de enfermos mentales que la aman. ¿Qué haría yo si se me va?